RVDA. MADRE SOFÍA GARDUÑO NAVA
"UN CORAZÓN SENCILLO Y VALIENTE"

 

 
Sofía Garduño Nava fue una mujer valiente y decidida, que fue descubriendo lo que quería y luchó hasta conseguirlo. Fue una mujer triunfadora y creativa, llena de amor a Dios y a sus semejantes. Su personalidad era de carácter fuerte, lo que le significaba la posibilidad de alcanzar la santidad, pues a pesar de su carácter, se mostraba amable, bondadosa, cariñosa, paciente, preocupada por los demás. Acogedora, como Jesús, no hacía menos a nadie.

Nació en una familia cristiana el 16 de abril de 1897; la fe de sus padres la fortaleció día a día para descubrir su llamado. Fue bautizada el 30 de abril del mimo año. Desde niña fue atraída por las cosas de Dios, jugaba a hacer altares e invitaba a otras niñas a hacer oración y ofrecer flores.

Poco a poco fue cultivando un gusto por las cosas de Dios y una sensibilidad ante las necesidades de los demás.




 
Deseando ser útil a la humanidad, eligió la carrera del Magisterio. Después de haber cumplido satisfactoriamente sus estudios, recibió su título de Maestra. A la vez que ejercía su profesión en una escuela de gobierno, trabajó también en el “Colegio México” al que asistían hijos de políticos y petroleros. Existía en ella una inquietud por llegar a las personas, no solamente en el aspecto intelectual sino también en el aspecto espiritual. En una ocasión en que descansaba sentada en un parque de la ciudad, su madre la señora Victoria, le pidió que se fijara en los niños que ahí jugaban. Le dijo que como maestra podría colaborar en su formación intelectual, pero le cuestionó sobre qué habría de hacer para ayudarles en el camino de la salvación.

Así que se dispuso a servir procurando la salvación de las familias. Primero surgió su vocación de catequista. Asistía a Misa en la Parroquia de la Concepción Tepiqueuca de la ciudad de México. Allí fue donde el Señor le inspiró el deseo de catequizar a los niños, pues se dio cuenta que asistían pocos y nadie se ocupaba de ellos. Por lo que pidió permiso al párroco para dar catecismo.

A la edad de 19 años invitó a sus compañeras catequistas de la Conchita a vivir con ella la vida religiosa, y aunque al poco tiempo se retiraron casi todas, no se desanimó, invitó a otras, siguiendo así su vocación, ahora a la Vida Religiosa. Reafirmó su llamado cuando las familias, después de la revolución, quedaron lastimadas y heridas por la sociedad, y contemplando el Corazón de Dios Padre, quedó cautivada por su amor hacia ella y hacia los demás.

El 14 de junio de 1926, el presidente Plutarco Elías Calles ordenó una persecución religiosa, en la que se vivió una situación de sufrimiento y conflicto, nuestra valiente joven siguió luchando sin desmayar. Hizo suyo el deseo de Dios formando una nueva congregación, las Misioneras Catequistas que se dedicaran a evangelizar a las familias con la espiritualidad de los Sagrados Corazones de Jesús y de María.

La Madre Sofía contempló el Corazón de Dios Padre y descubrió el gran amor que tiene para todos y es manifestado en los Sagrados Corazones de Jesús y de María. Esto llenó su corazón, su alma, toda su vida y la impulsó a luchar porque todas las personas, especialmente los padres de familia se enteraran de este amor y lo enseñarán a sus hijos.

 
Sofía, al igual que Jesús y que María, soñó con un mundo mejor, con un mundo de justicia, amor, paz, libertad, y por eso, al igual que Jesús y que María apostó su vida, el todo por el todo para mejorar la vida de las familias en el mundo. Ella sigue invitando a las jóvenes a vivir con ella la experiencia de seguir a Jesús, de dejar latir su corazón al ritmo del Corazón de Jesús, quien se conmueve cuando ve a las gentes errantes como ovejas sin pastor. Ella sigue siendo testiga  fiel del amor de Dios y sigue gritando con su vida "Para un Corazón Valiente, nada es imposible."

 

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